Me encanta que me digas pesada cuando solo se decirte: ¡Juramelo! Joo, pero juralo, que te cuesta...
Y siempre cogemos nuestros dedos meñiques ( o enanitos como digo yo) y los juntabamos, entrelazandolos, cumpliendo una promesa, muchas de ellas son promesas tontas, como la de ayer: ¡Jurame que te has levantado temprano! o serías, como la de hace un año: ¡Jurame que dentro de un año seguiras jurandome cosas!
Ah! y tambien me gusta que digas que por teléfono tengo voz de pito y de niña chica, y que hago cosas que no son normales, y que te gusta cuando me pongo el flequillo al lado y que te encanta que me agobie por los exámenes, y que adores llamarme Gloruchi, solo para reirnos un rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario